miércoles, 14 de marzo de 2018

Lenguaje de mentira facial



Las microexpresiones son gestos que expresan las 7 expresiones faciales universales teorizadas en los años 70 por el psicólogo norteamericano Paul Ekman. Las 7 expresiones universales son: ira, miedo, sorpresa, tristeza, alegría, desprecio y asco.
Por definición, las microexpresiones faciales filtran las emociones que las personas no quieren que los demás sepan que están sintiendo. A veces, incluso la persona que muestra esta reacción no es consciente de la emoción que se está filtrando. Si nos entrenamos en esta práctica de captar micreoexpresiones nos permitirá ‘aprovechar’ esta información oculta de los demás. Si un sospechoso está sorprendido más de un segundo, su sorpresa no es real, es fingida y por lo tanto miente.
Ojos
Mira fijamente, sin pestañear
Cuando alguien miente es común que rompa el contacto visual. Sin embargo, el mentiroso podría hacer un esfuerzo adicional por mantener el contacto visual en un intento de controlar la conversación y manipular a su interlocutor.
Los ojos fijos
En algún momento te habrás topado con alguien que sabías que mentía… y que se esforzaba ridículamente por no establecer contacto visual alguno. Quizás se quedaba viendo una grieta en el techo, o quizás una piedrita en el piso… pero nunca volteaba a verte. Lo más probable es que no tuviese un argumento, sino que más bien se empeñara una y otra vez en negar su participación o conocimiento de la acusación. En este caso, la certeza de que está mintiendo es aún mayor.
Frotarse los ojos.
Es una señal bastante fiable de que existe un problema. Cuando no se quiere ver algo desagradable lo normal es frotarse el ojo. Si la mentira es aplastante, los hombres se frotan con fuerza los ojos, y si es más grande, apartan la vista. Las mujeres suelen acariciarse el ojo.
Boca
Se le dificulta hablar
Si alguna vez ves un interrogatorio en video de un sospechoso que sí es culpable, te darás cuenta de que se le dificulta hablar cada vez más. Esto se debe a que, en momentos de estrés, el sistema nervioso disminuye el flujo de saliva, lo que seca las membranas mucosas de la boca. Otros signos a tener en cuenta incluyen morder el labio de forma repentina o fruncir los labios.
Da demasiada información
Cuando alguien habla y habla y proporciona demasiada información –con detalles que no son requeridos– existe una posibilidad alta de que no esté diciendo la verdad. Con frecuencia, los mentirosos hablan mucho porque esperan que, al mostrarse abiertos a conversar, otros crean en ellos.
Se toca o cubre la boca
Una señal delatora es ponerse las manos sobre la boca. Esto sucede de forma automática, cuando una persona no quiere enfrentar un problema o responder una pregunta. Cuando alguien coloca sus manos sobre sus labios, significa que no quiere revelarlo todo, o que simplemente no quiere decir la verdad. Está, literalmente, obstaculizando la comunicación.

Repite palabras o frases
Esto sucede porque te está tratando de convencer, a ti y a ella misma, de algo que está diciendo. Busca validar la mentira en su mente. Por ejemplo, podría repetir “yo no…” una y otra vez. Asimismo, la repetición es una manera de ganar tiempo en lo que intentar recopilar sus pensamientos.
¿Cambia algo en su voz?
El tono de voz agudo, así como un mayor volumen y velocidad del habla, van asociados generalmente a emociones de temor, rabia y quizás excitación o entusiasmo. El patrón contrario se produce con el sentimiento de tristeza y, tal vez, el de culpa.
¿Se ha quedado helado con su sonrisa?
 Una expresión facial que dure más de 5 segundos es sospechosa de ser fingida. Y si el gesto aparece con posterioridad a las palabras, y no al mismo tiempo o con anterioridad, es probablemente una emoción fingida. Un ejemplo claro dado por Ekman: una persona grita “¡me tienes harto!”, y entonces, después, su gesto cambia. Algo no cuadra, ¿verdad?
Compresión de labios.
Se suele producir cuando algo negativo está sucediendo (un juicio, por ejemplo).
Taparse la boca.
Si, mientras habla, mantiene este gesto, quiere decir que podría estar mintiendo. Si se tapa la boca mientras escucha al interlocutor podría dar a entender que piensa que está ocultando algo.
Nariz
Tocarse la nariz.

Cuando se miente se liberan las catecolaminas, sustancias químicas que provocan la inflamación del tejido interno de la nariz, y con ello el picor.
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Lenguaje de mentiras corporal



Está científicamente probado que ante una situación amenazante se dispara el sistema simpático y el cuerpo se pone en alerta. “Todas las mentiras generan una reacción psicofisiológica. Cuando alguien está afirmando algo a la vez que levanta ligeramente los hombros, es posible que esté mintiendo.
Se mantiene muy quieto
Es de dominio común que cuando una persona está nerviosa se pone inquieta. Pero, ¿qué pasa con las personas que permanecen inmóviles? Tener una postura rígida puede ser una señal de que alguien está nervioso y se prepara para un posible enfrentamiento. Cuando sostienes una conversación normal, es natural que muevas tu cuerpo de una manera sutil y relajada, con movimientos inconscientes. Así que, si percibes una postura rígida, desprovista de movimiento, algo podría estar mal.

Cubre partes vulnerables de su cuerpo
Cuando están mintiendo, las personas suelen cubrir instintivamente partes vulnerables de su cuerpo. Esto puede incluir áreas como el cuello, pecho, cabeza o abdomen. De acuerdo con la experta, quien ha trabajado en investigaciones para el FBI, ésta es una actitud común en los tribunales. “Siempre puedo saber cuándo el testimonio de alguien ha dado en el clavo porque el acusado cubre su garganta con la mano”, explica.
Brazos
Denota ansiedad, nerviosismo o miedo, sobre todo cuando se toca la horquilla esternal (el hueso en forma de “v” que está debajo de la garganta). Los hombres suelen ocultarlo ajustándose la corbata.
Las mentiras provocan una sensación de picor u hormigueo en la cara y en el cuello que invitan a rascarse. Por eso, a las personas que les han pillado en la mentira recurren al gesto de tirar del cuello de la camisa. También se produce con el enfado o la frustración.
Bajar o esconder los pulgares.
Puños apretados con los pulgares metidos en indican malestar. Cuando alguien nos dice enfáticamente que están diciendo la verdad o dando muchos detalles sobre algo en particular, queremos ver que los pulgares estén visibles.
Sin embargo, esconderlos mientras se habla está relacionado con guardarse parte de la información.
Señala mucho
Cuando un mentiroso es hostil o está a la defensiva, busca la forma de regresarte la pelota. Se volverá hostil porque se enojará de que has descubierto sus mentiras, lo que puede dar lugar a una gran cantidad de señalamientos.
Piernas
Mueve los pies
Ésta es una de las primeras señales delatoras de una mentira. El mentiroso potencial se siente incómodo y nervioso, por lo que mueve las piernas sin siquiera darse cuenta. Esto muestra también que desea salirse de la situación, alejarse de ella. Los pies pueden decir mucho de alguien: fíjate en ellos cuando estés en medio de una negociación importante.
Posturas
Movimiento de partes del cuerpo.
En una situación cómoda las personas tienden a ocupar espacio extendiendo sus brazos y piernas. En una persona que miente, su posición se mantendría cerrada; las manos tocarían su cara, orejas o la parte trasera del cuello. Brazos y piernas cerradas y falta de movimientos puede ser un signo de no querer dar información.

Se trata de una señal de distanciamiento que puede ser muy sutil, sobre todo cuando la persona está sentada (puede tratar de ocultarlo al reacomodarse en la silla). A veces el cuerpo contradice las palabras y es un claro síntoma de que la gente está mintiendo.
El alivio de la retirada
La última técnica que debemos aprender para detectar mentiras es, sin duda alguna, la más difícil de aplicar. Se basa en la siguiente premisa:
“Cuando una persona está siendo interrogada de manera inquisitiva, se mantendrá a la defensiva y su cuerpo estará tenso. En el momento que el interrogatorio termine, pueden ocurrir una de dos cosas: O bien la persona ´contrataca´ diciendo lo injusto que hemos sido en pensar que está mintiendo, o bien se queda callada y su cuerpo se relaja por unas décimas de segundo.”
Cabeza
La sien perlada

Esta reacción es provocada de manera natural por la amígdala cuando tu sistema límbico presiente que te encuentras ante un peligro inminente. En vez de esperar a que entres en actividad física que eleve tu temperatura y que provoque la correspondiente sudoración para calmarla, el cuerpo se anticipa provocando una transpiración que, por la ausencia de esfuerzo, sientes más fría de lo normal.fuente del texto

Descripcion



Las mentiras pueden ser detectadas, en la medida que observas la forma de ser de quienes te rodean. Mientras más estudias el lenguaje corporal de los demás, te haces cada vez más sensible a los cambios actitudinales que inevitablemente acompañan una falsedad.
Se espera que en un futuro las personas descubran quienes son sinceros con ellos y se pueda evitar algunos problemas sociales.
Las mentiras pueden ser detectadas, en la medida que observas la forma de ser de quienes te rodean. Mientras más estudias el lenguaje corporal de los demás, te haces cada vez más sensible a los cambios actitudinales que inevitablemente acompañan una falsedad. Científicos como Paul Ekman y Allan Pease nos han permitido sintetizar algunos de los indicios claves para determinar si una persona elude la verdad, y podemos enumerarlos, desde el más sencillo hasta el más efectivo.


Riesgos y precauciones al buscar mentiras


Después de la teoría y leer los trucos anteriores, nos ponemos a escudriñar a la gente. Volviendo al ejemplo de nuestra cita, queremos aplicar estos conocimientos, fruncimos el ceño y miramos fijamente a nuestra víctimaa nuestro sospechoso. Notamos un leve nerviosismo en nuestra pareja, quizás una sonrisa no del todo simétrica y nos esquiva la mirada. ¿Sospechoso? ¿Vamos pensando en tirar de agenda para la próxima?
Hay dos riesgos principales que no pueden ser ignorados por un buen detector de mentiras. Primero, el riesgo de Brokaw, que consiste en no tener en cuenta las diferencias individuales y juzgar cada indicio de igual manera en diferentes personas. Puede que una persona sea tímida y se ponga siempre nerviosa cuando es el centro de atención o le preguntan sobre sus sentimientos; nuestra pareja podría pertenecer a este grupo.
Un segundo factor a tener en cuenta, es no caer en el error de Otelo, o lo que es lo mismo, no advertir que la gente que dice la verdad, también puede mostrar indicios de mentira. Siguiendo nuestro ejemplo, nuestro acompañante puede estar interesado en nosotros y ponerse nervioso porque quiere que no dudemos de su palabra.
Otro error común es pensar que, porque no encontramos signos en una persona, esta nos está diciendo la verdad. Tampoco podemos pensar que una persona nos dice la verdad porque las consecuencias de lo que dice sean negativas para ella; hay mentiras que se llaman altruistas, como por ejemplo un padre “confesando” para exculpar a su hijo de una condena. Un hábil embustero puede confesar con sorna, ridiculizando la sospecha sobre él y así librándose de ella. Por último, un mentiroso puede estar curtido en la técnica de Stanislavski, que consiste en entrenarse en el recuerdo de situaciones que conllevaron, claramente, una emoción, para de esta forma simularla cuando se desee.
La detección de mentiras y las emociones (ocultas) están estrechamente relacionadas. Detectar una emoción (oculta) es clave para valorar como cierto o no lo que se nos está diciendo. Nos queda todo un mundo hasta que sepamos todo sobre cómo funcionan las emociones en nosotros, y más lejos estamos aún de conocer realmente cómo funcionan las mentiras y un mentiroso. En el mejor de los casos, hoy en día, solo podemos acumular indicios.

Aunque no hay una forma de conocer con toda certeza si una persona miente o no, si tenemos ciertas pistas que pueden ayudarnos a desenmascararlas. A continuación, os dejamos una lista de trucos y consejos.
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LENGUAJE DE MENTIRAS CORPORAL





La mayoría de las personas con las que tratas a diario son grandes mentirosas. Según un estudio realizado en 2002 por la Universidad de Massachusetts, 60 por ciento de las personas miente en una conversación de 10 minutos, y en ese tiempo, dicen en promedio dos a tres mentiras. Por fortuna, las mentiras son bastante fáciles de detectar; sólo hay que conocer las señales. En el libro El lenguaje corporal de los mentirosos. La doctora Lillian Glass, experta en lenguaje corporal, explica que debemos prestar especial atención a las expresiones faciales y los movimientos corporales.
Sin embargo, Paul Ekman aseguraba que ni el mentiroso más experimentado puede controlar de manera indefinida lo que la ciencia ha resuelto en llamar microexpresiones faciales. Unos pequeños movimientos faciales casi imperceptibles que duran milésimas de segundo y que son extremadamente difíciles de controlar conscientemente. Cuanta más información tenemos, más justos y precisos tienden a ser nuestros juicios de valores, y por extensión, nuestra toma de decisiones.
La detección de mentiras es un complejo fenómeno social en el que participan normalmente dos personas, el detector y el potencial mentiroso. Como especie somos pésimos mintiendo y, de igual forma, pésimos detectando mentiras. Aun agrupando todos los indicios para detectar mentiras, esto solo servirá para reducir la incertidumbre sobre si una persona miente o dice la verdad; nunca, de manera absoluta, decantarán la balanza para un lado u otro. Sin embargo, con determinado entrenamiento, podemos mejorar y ponernos al nivel de los mejores profesionales.
¿Quién tiene el derecho a hacerlo, a arrancar la máscara y desvelar el rostro real? Paul Ekman advierte que “Ciertamente, los agentes de la autoridad. Aunque he sostenido, de forma reiterada, que los agentes entrenados para detectar micros deben ofrecer a aquellos con los que hablan la posibilidad de usar una máscara facial”. Es decir, respetar que los seres humanos mintamos, socialmente, por un bien mayor, por no dañar, por autodefensa, por minimizar o exagerar hechos o por lo que sea.
Lo que, es más, son muchos los profesionales (abogados, negociadores, políticos, banqueros, operadores comerciales, vendedores, etc) cuyos intereses no siempre son los ideales, y ahora pueden, sin previo aviso, invadir la privacidad de sus interlocutores.

Los formadores en la materia no nos paramos a pensar en estas cuestiones cuando entrenamos en esta potente herramienta de comunicación no verbal, permitimos la invasión en un terreno muy privado de la vida de las personas: los sentimientos que no quieren que todo el mundo (y, a veces, nadie) sepan que están experimentando.
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